Todas son nuestras aguas: El bienestar que encontramos al movernos por la naturaleza

Por casi 25 años, Reserve Mining Company descargó hasta 67.000 toneladas diarias de relaves de su mina de hierro en el lago Superior, la fuente de agua potable para varias comunidades locales. En la actualidad, la planta de pellets de Silver Bay es propiedad de Northshore Mining y produce hasta 6 millones de toneladas de gránulos de taconita (un mineral de hierro de baja ley) al año. Después de décadas batallando legalmente, los relaves ahora se almacenan en una cuenca a varias millas del lago. Remé hasta la planta solo para estar junto a ella y presenciar su desgarradora yuxtaposición junto a unas aguas tan hermosas. En el largo regreso a remo hacia mi ruta original, mientras pasaba junto a unos acantilados bien empinados, las olas llegaron a alcanzar más de un metro y medio y las cosas se pusieron bastante peligrosas en la canoa. Aquellas aguas inquietas del Lago Superior se me hicieron simbólicas. Foto: Tony Czech

La osa, acompañada de sus dos cachorros, era tan grande como cualquiera que hubiera visto antes. La zanja de un metro de ancho no me dio espacio para correr a su encuentro y las cosas se pusieron aún más divertidas cuando oscureció, con una hora más o menos de caminar bajo la luna y no poder ver dónde estaba. A veces es mejor simplemente encoger los hombros y agachar la cabeza, en modo zen, recorriendo el camino de la vida. El mantra sigue siendo el mismo: nada detrás, todo por delante. Foto: Tony Czech

Justo antes de embarcarnos en nuestra expedición, le dediqué unos momentos a admirar las líneas de un remo Gunflint de 60 pulgadas recién tallado y lijado en la fábrica Merrimack/Sanborn, en Winona, Minnesota. Un Gunflint hecho a mano, artesanalmente, ya me ha brindado cerca de 45 kilómetros de aventuras y aún más recuerdos de los que parece posible. Aquí hay otros 45. Foto: Tony Czech

El Cascade es uno de los muchos ríos entrelazados a lo largo de los bosques del Área Natural para Canoas de las Aguas Limítrofes. En días como este casi puedes sentir a los peces, seguro de que están allí. Estando en este río, solo anhelo tomar a cada uno de ellos suavemente entre mis manos, y así sentir el recordatorio frágil y translúcido de los milagros de la naturaleza. ¡Hey peces salvajes!, ¡vamos a bailar! Foto: Tony Czech

En los meses previos a mi primer viaje en solitario por las Aguas Limítrofes, extendía coloridos mapas llenos de notas garabateadas a manos por el piso. Lo que más destacaba era un acantilado de más de 150 metros con una impresionante cascada que corría junto al último lago antes de la frontera con Canadá. Fijé mi mirada en él desde el principio, con el sueño de llegar hasta allí. Este fue nuestro último porteo antes de la frontera e incluyó una agotadora carrera hasta el lago. Los voyageurs y los pueblos originarios solían recorrer esta misma ruta para intercambiar pieles y otros bienes. El primer día que lo pesqué pude capturar montones de lobinas casteando desde la pared de un cañón. Al final de la mañana había capturado tantas que dejé la caña a un lado y remé a lo largo de esos acantilados casi verticales, observando a los peces nadar bajo la orilla ¿Cuántos peces necesitas? Foto: Tony Czech

En el último pozón después de una cascada, una mosca de camarón que uso para la corvina en las marismas saladas de Texas logró dar con una hermosa trucha de manantial. El pez luchó con tal aplomo que me tomó un par de minutos antes de que pudiera siquiera verlo cerca de la superficie. En momentos como este, casi no soy consciente de nada más en el mundo. Solo el agua, la luz y una trucha salvaje contorneándose llena de vida antes de emprender el regreso a casa. La suave y cadenciosa tormenta que llegó instantes después solo hizo que mi corazón entibiado por el sol se sintiera más lleno de gozo. Foto: Tony Czech

La pesca de la lobina estaba tan consistente que sólo un tonto habría cambiado la caña por irse a dormir. Estaba lanzando a un afloramiento rocoso escondido junto a una pendiente pronunciada, con una mosca atada en pelo de ciervo para atraer a los peces por sobre el agua. No dejaba de pensar que tenía esa brillante luz rojiza solo para mi mientras que el resto del mundo estaba cubierto de concreto y carreteras, y en cómo solo quería una cosa: pescar toda la noche. Foto: Tony Czech

Después de preparar un café en prensa francesa, con granos molidos usando una piedra y un pañuelo, nos dispusimos al enésimo porteo del día. Este trayecto por el bosque fue largo. La noche ya estaba cayendo y terminé cargando la canoa y el equipo bajo la luz de mi frontal por un par de horas más. Especialmente de noche, nunca deja de sorprenderme cómo cada bosque suena diferente según las variedades de árboles y las corrientes de viento que fluyen a través de ellos. Los detalles más pequeños lo son todo. Foto: Tony Czech