Muerte al cierre
Sakeus Bankson / / 5 min de lectura / Worn Wear
El cierre es una de las características funcionales más elegantes del diseño de vestuario. También es uno de los más frustrantes impedimentos para la creación de equipo totalmente reciclado y fácil de reparar.
Austin Robbs piensa que los cierres son perfectos. Y es por eso que los odia.
Como director de productos de la categoría equipment de Patagonia, Robbs está muy familiarizado con este artefacto con más de 150 años de antigüedad. Lo usa todos los días mientras diseña mochilas outdoor, duffels y sacos de dormir de alto rendimiento, y conoce bien su superioridad en relación a las otras opciones como los botones, el velcro o los magnetos. También sabe que los cierres rotos son casi imposibles de reparar y una pesadilla a la hora de reemplazarlos.
“Desde hace mucho tiempo que siento desdén por ellos, pero el problema es que son perfectos para hacer lo que hacen”, dice Robbs. “No hay nada mejor, pero cada vez que pongo un cierre en una mochila, es como ponerle un temporizador en cuenta regresiva. En ese momento sé que es lo primero que va a fallar”.
Parte del problema es la construcción de los cierres: Una banda de dientes, hecha de plástico, nylon o metal, se moldea o se pega en una cinta para cierre, que luego se cose a la tela que va alrededor. Los dientes de un lado están diseñados para alinearse con las ranuras correspondientes del otro, bloqueándose y separándose a medida que el carro los une. Es un diseño sutil, elegante y notoriamente efímero.
“Piensa en el trabajo de ingeniería que se necesita para hacer que un cierre funcione: todos esos dientes que van entrelazados pueden doblarse, quedar atrapados en la tela o simplemente saltarse un diente y quedar enredados. Eventualmente va a fallar”, sentencia Robbs. “La arena y la tierra los desgastan y no existe un remedio casero. Uno puede cambiar el velcro de los puños, puedes parchar un hoyo en los codos, pero cuando un cierre falla, no hay solución”.
Cuán fácil sea reemplazar un cierre depende en gran medida de cómo fue instalado. Por ejemplo, si la cinta del cierre de una chaqueta de pluma fue cosida o pegada directamente a la tela principal, entonces remover la costura implicará abrir los bordes de las cámaras de pluma. Y si bien una explosión de plumas puede parecer inofensiva, trabajar con grandes cantidades de pluma es tan difícil que requiere habitaciones de presión negativa especializadas.
“Lidiar con eso es realmente una batalla”, dice Robbs. “Es como la brillantina: Una vez que la pluma se libera, flotará de un lado a otro indefinidamente, y si hay algo de viento se va a meter en todas partes rápidamente”.
Hubo un proyecto para el que este tema fue particularmente relevante: diseñar el primer saco de dormir de Patagonia. Las prioridades para el saco (abrigo esponjoso, bajo peso, altamente compresible) eran bastante predecibles y se beneficiaban de las décadas de experiencia de la compañía en la fabricación de chaquetas de pluma. Pero algunas de las innovaciones más sutiles del equipo surgieron al enfocarse en los días finales del saco y la sanidad mental de cualquier técnico de reparaciones en el futuro.
“no hay muchas partes en un saco de dormir; lo único que se va a desgastar es el cierre”, aclara Robbs. “Y para reparar eso, o vas a tener que sacar toda la pluma, lograr contenerla de alguna manera y luego volver a ponerla dentro, o tendrás que construirlo un poco diferente, para que sea fácil sacar el cierre viejo y poner uno nuevo”.
El trabajo de Gilbert Valdez gira en torno a encontrar una solución para prevenir este problema. Valdez es un estratega de calidad para Patagonia, y ha estado reparando y reemplazando cierres rotos durante cinco años, primero como técnico en el centro de reparaciones de Reno, Nevada, y luego como auditor de calidad inspeccionando las muestras previas a la producción. Todo el tiempo dedicado a arreglar productos antiguos le ha dado a Valdez un profundo conocimiento de los potenciales problemas que podrían experimentar los productos nuevos, muchos de los cuales son el resultado de olvidar incluir detalles que faciliten la reparación en las especificaciones de manufactura.
“Hay una brecha entre el área de producción y la de manufactura cuando se trata de reparabilidad”, dice Valdez. “Nuestros proveedores seguirán exactamente las especificaciones que les demos y si el área de producción se salta un paso, entonces remover ese cierre será una pesadilla. A no ser que hayas desarmado un producto y tratado de repararlo, no vas a lograr conectar todos esos cabos”.
Ese tipo de pensamiento preventivo puede permitirle a los diseñadores evitar este tipo de problemas por completo, con apenas unos cambios menores en el producto final. Algunos duffel bags y mochilas, por ejemplo, tienen un forro interior que los cubre completamente, lo que significa que no hay forma de acceder a las costuras y, por ende, no hay forma de reemplazar los cierres. Con la simple adición de un ribete en el forro, el diseñador le entrega al técnico de reparaciones una forma de alcanzar la costura y el cliente nunca notará la diferencia.
“Se trata de cambiar la forma de pensar, de un si es que llega para ser reparado a un cuando llegue para ser reparado”, agrega Valdez. “Tenemos que empezar a pensar que cada producto va a ser reparado eventualmente por alguna razón y ser más innovadores para que cada pieza de tela, cada pequeño cierre y cada hebilla sean reemplazables. Lo hacemos con algunos productos, pero ahora lo estamos empezando a aplicar en todos”.
Además de ser un desastre en términos de reparación y estar a una puntada de liberar la versión outdoor de la brillantina, los cierres tienen otra desventaja: Son casi imposibles de reciclar. Si bien hay unos pocos modelos reciclables en el mercado, la mayoría son demasiado blandos para las necesidades del equipo outdoor técnico. Pero si lo fueran, eso abriría un mundo de posibilidades.
“Si pudieras hacer un poliéster o nylon suficientemente duro, entonces podrías hacer toda la chaqueta del mismo material y, en teoría, meterla completa a la trituradora y reciclarla, una suerte de producto que nace y muere todo junto”, dice Robbs. “Pero los sellos, las hebras y el cierre necesitan ser del mismo material; si no lo son, tienes que separar todas esas piezas y botarlas en tachos diferenciados”.
Hasta que eso suceda, los cierres siguen siendo la mejor opción para diseñadores como Robbs. Un mal frustrantemente maravilloso y necesario.
“Es un amor-odio; no quiero deshacerme de ellos, solo quiero encontrar una manera de evolucionar más allá de ellos”, dice. “Este producto es un milagro, pero quién habría pensado que un producto milagroso podría darnos tal dolor de cabeza”.
Perfil de autor
Sakeus Bankson
Antes de su rol como editor en jefe para Patagonia MTB, Sakeus Bankson trabajó como editor en jefe para Freehub Mountain Bike Magazine en Bellingham, WA. Ahora vive en una casa rodante de 5,5 metros con su esposa, Jamie, y su border collie de 16 kilos, Moxie.
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