Crónicas del Salmón

Martina Sasso / 7 min de lectura / Activismo, Comida

Hay quienes ven a nuestro confín del mundo como un lugar único, lleno de vida y donde exploradores como Darwin y Humboldt bautizaron montañas y bahías. Un lugar donde la naturaleza aún existe en su estado más prístino. Un lugar que merece preservarse salvaje como es. Sin embargo, también hay quienes lo ven como el lugar perfecto para desarrollar una de las industrias más dañinas para el medioambiente y las comunidades. Una cuyo impacto a menudo pasa desapercibido: la industria del salmón.

2019

18 de mayo. Estamos de visita donde Diana Méndez y su familia, en Almanza, un pueblo al sureste de Ushuaia en la ribera del Canal de Beagle. Los Méndez son una de las primeras familias de Pescadores artesanales que habitaron este lugar y Diana es la primera capitana de una embarcación en el Canal de Beagle. Estábamos disfrutando un almuerzo de cangrejos y erizos de mar, cuando nos alertaron de una amenaza inminente. La empresa noruega Innovation Norway, el gobierno noruego y el gobierno provincial de Tierra del Fuego habían firmado un acuerdo para instalar granjas de salmonicultura intensiva en el canal.

Hubo un largo silencio. Los Pescadores de Almanza ya habían visto cómo sus pares chilenos habían tenido que ceder ante la presión de las compañías salmoneras. Ellos sabían que esto significaba el fin de su estilo de vida sustentable, heredado de sus ancestros.

“Ya habíamos pasado por esto. Hace unos años ellos ya habían tratado de instalarse aquí, a pesar de que el estudio de impacto ambiental había sido negativo para ellos. Esto será el fin de la comunidad pesquera artesanal. A algunos les han ofrecido dinero o tierras. No hay mucho que hacer en contra de eso”, señala Diana.

Después del postre salimos a compartir unos mates a la orilla del canal, admirando el atardecer rojizo y esas nubes bajas que vaticinaban otro gran día de pesca.

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Un refugio al sureste de Ushuaia, a la orilla del Canal de Beagle, es el punto de encuentro perfecto para compartir la pesca del día con Diana y su familia. Almanza, Tierra del Fuego. Foto: Lionel Machado

21 de mayo. No había tiempo que perder: armamos un equipo e involucramos a Patagonia Argentina y otras organizaciones locales para planificar cómo detener a las salmoneras. Sabíamos que solo detener el acuerdo entre los gobiernos no era suficiente, necesitábamos prohibir el cultivo de salmón en el Canal de Beagle para siempre.

“La empresa noruega Innovation Norway, el gobierno noruego y el gobierno provincial de Tierra del Fuego habían firmado un acuerdo para instalar granjas de salmonicultura intensiva en el canal”.

¿Por qué tanto escándalo por unas jaulas de salmón?

La industria del salmón tiene triple impacto: destruye el medioambiente, la economía y la salud de las personas. Las granjas de salmón en aguas abiertas matan de forma irreversible el lecho marino y todo el ecosistema a su alrededor. Después de diez años, las jaulas tendrán que ser reubicadas porque el mar se vuelve anóxico: sin oxígeno y carente de vida. Pero eso no es todo, ya que los escapes de salmón son frecuentes e introducen a un predador exótico en el ecosistema, diezmando las poblaciones de peces endémicas. Solo el último año, tres millones de ejemplares de salmón escaparon de sus jaulas de cultivo en Chile.

Una de las principales actividades económicas en la provincia es el turismo natural en el Canal de Beagle. Pero la salmonicultura y el turismo no pueden coexistir. Imagina navegar este majestuoso canal, entre montañas y fiordos, tratando de esquivar las jaulas pestilentes y sus desechos. En Ushuaia, el turismo emplea a 16.000 personas—el 50% de los trabajos en la ciudad. Las granjas de salmón solo contribuirían con 200 trabajos.

Finalmente, la cantidad de antibióticos que se usan en la crianza de estos peces genera lo que se conoce como resistencia bacteriana, donde las bacterias se vuelven resistentes a las drogas. La incertidumbre en relación al impacto a largo plazo que esto podría tener sobre los peces, el ecosistema o la salud de los humanos no debe tomarse a la ligera. Si algo hemos aprendido de la pandemia que vivimos hoy en día es que los efectos de una enfermedad desconocida pueden ser devastadores. La industria del salmón está enfrentando una potencial crisis sanitaria sin proponer ninguna solución.

10 de julio. El mayor desafío era generar conciencia sobre los efectos negativos de comer salmón, que no solo perjudica nuestra salud sino que genera daños irreparables en nuestros ecosistemas. Necesitábamos elegir a las voces correctas, por lo que acudimos a quienes nos enseñan y recomiendan qué comer cada día: los chefs.

Narda Lepes, Christophe, Germán Martitegui, Mauro Colagreco, Lino Adillón, Francis Mallmann y otros famosos chefs argentinos dieron la noticia al mundo: no comas salmón de cultivos. Con ese mensaje anunciaron que iban a eliminar el salmón de las cartas de sus restaurantes al rededor del mundo. Y esto era solo el comienzo.

Además necesitábamos convencer a los políticos y tomadores de decisión. Con ellos la discusión no era ambiental ni social, sino sobre la economía. Nos pusimos a trabajar y desarrollamos un estudio económico que comparaba la salmonicultura con el turismo de naturaleza. Los números fueron abrumadores. En términos de empleos e ingresos, el turismo era sin lugar a dudas la matriz productiva a preservar.

Para fin de mes, habíamos enviado el estudio a todos los miembros de los poderes ejecutivo y legislativos de la provincia.

1 de agosto. “La salmonicultura no está en la agenda”. Esto fue parte de la declaración que el gobierno provincial emitió a las 11 de la mañana.

“Ya está claro que el método convencional de jaulas en el mar genera un marco de desarrollo opuesto al modelo de desarrollo sustentable que el gobierno espera para el Canal de Beagle”, dijo el director de la Dirección Provincial de Obras y Servicios Sanitarios, Guillermo Worman, a un periódico local.

Íbamos en la dirección correcta, pero la posibilidad de un cambio en el gobierno de turno ese año podía poner los planes de las salmoneras en movimiento una vez más. Necesitábamos una ley que prohibiera definitivamente la salmonicultura en la provincia.

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El Canal de Beagle. Uno de los lugares más prístinos y únicos del mundo. Foto: Lionel Machado

17 de Agosto. Para promover la aprobación de este proyecto nos juntamos con nuestros hermanos chilenos y lanzamos una campaña. El equipo de Patagonia Argentina invitó al reconocido chef internacional Francis Mallmann a sumarse a la causa, mientras que desde el otro lado de la cordillera nos acompañó el surfista Ramón Navarro. Esa tarde, además, la marca hizo el estreno de su documental Artifishal junto a una exhibición de Estado Salmonero. Estas dos películas muestran crudamente el impacto de la industria del salmón, la primera con foco en Norteamérica y la segunda muestra la realidad en Chile protagonizada por Ramón, quien es un defensor de los ambientes marinos de larga data.

El evento fue increíble y, gracias a la cobertura de prensa nacional e internacional, la salmonicultura volvía a estar en la agenda global. ¡Y aún hay más! También reunimos más de 50 mil firmas en Tierra del Fuego para prohibir las granjas salmoneras. ¡Hay que tener en cuenta que la población de la isla es de solo 200 mil habitantes!

15 de septiembre. Dos legisladores locales, Mónica Urquiza y Pablo Villegas, presentaron un Proyecto de ley para prohibir la salmonicultura en la provincia.

15 de octubre. La noche estaba húmeda pero no nevaba, por lo que fuimos al supermercado local La Anónima a buscar algo para la cena. En una de las góndolas había un paquete de filete de salmón. Para mi sorpresa, la etiqueta leía: “Salmón de la Patagonia”. ¿Salmón de la Patagonia? ¡Eso no existe! Nos estaban mintiendo, la información correcta debía ser: “Salmón de Cultivo” o “Salmón Chileno de Cultivo”.

9 de octubre. Presentamos un documento frente a la Comisión Nacional de Alimentos (CONAL) y la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), demandando el etiquetado correcto de estos productos. En definitiva, saber qué estamos comiendo y poder elegir basados en información transparente es de los que se trata nuestra soberanía alimentaria y nuestros derechos fundamentales.

13 de noviembre. Estábamos decididos a retratar la biodiversidad submarina del Canal de Beagle antes de que desaparezca. Tomamos seis de los puntos donde la industria planeaba instalar sus jaulas de cultivo como referencia. De acuerdo a los documentos del gobierno estos lugares serían llamados “Zonas de Sacrificio”. ¿No podían ser mejor “Zonas de Esperanza”? Esa fue la pregunta que nos motivó a rodar nuestro documental, “Contracorriente”, y contar la historia sobre la lucha de los pueblos chileno y argentino en contra de los monstruos de la industria del salmón.

2020

20 de marzo. El presidente argentino decretó el aislamiento social obligatorio. Estábamos terminando la posproducción de una película y el mundo se había detenido. ¿Podía esto ser un signo más del impacto que los humanos estamos dejando sobre nuestro planeta?

“Necesitamos proteger el Canal de Beagle y con él la salud y el bienestar de todas las especies que existen gracias a su ecosistema único”

30 de septiembre. Escribo desde un Buenos Aires en cuarentena mientras el equipo todavía está en Tierra del Fuego. Hemos logrado tantas cosas gracias a la sinergia colectiva y esperamos que el proyecto de ley entre en vigencia pronto. CONAL y ANMAT tomaron nuestras demandas y acordaron cambiar el etiquetado del salmón a partir del próximo mes. Y finalmente, la semana pasada, los legisladores fueguinos declararon de interés provincial a Contracorriente, nuestro documental.

Mientras todo parece ir en la dirección correcta, nosotros seguimos trabajando incansablemente para que nuestros legisladores aprueben el proyecto de ley. Necesitamos proteger el Canal de Beagle y con él la salud y el bienestar de todas las especies que existen gracias a su ecosistema único. Por eso seguiremos alzando la voz, con fuerza y todos juntos, desde el fin del mundo: ¡No a las salmoneras!

Salvemos el Canal de Beagle

Dile NO a las granjas de salmón en Argentina y ayuda a detener su expansión en Chile hacia los últimos lugares prístinos del continente.

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Perfil de autor

Martina Sasso

Martina Sasso es la Coordinadora del Programa Sin Azul no hay Verde, creativa publicitaria, directora audiovisual y conservacionista. En 2017 comenzó a trabajar con Rewilding Argentina y cofundó el programa de conservación marina, liderando la creación de las primeras áreas marinas protegidas en Argentina