Adentrándose en lo profundo

Matt Skenazy / 4 min de lectura / Surf

Conoce a Annie Reickert, la surfista de 18 años oriunda de Maui que Paige Alms tomó bajo su tutela en Jaws y mucho más allá.

A comienzos de enero de 2019 Paige Alms estaba en casa aún abatida por las condiciones del último World Surf League’s Jaws Challenge. El día del evento amaneció con sets de olas gruesas y venteadas de más de 15 metros, por lejos las olas más grandes y peligrosas en cualquier torneo femenino de surf. En la semifinal, la surfista de 31 años recibió dos olas sobre la cabeza que destrozaron su tabla y le provocaron una lesión en el isquiotibial. Seis semanas después, un persistente swell noroeste debía ser a penas percibido en este spot de olas grandes, también conocido como Peʻahi, y se suponía que los vientos alisios iban a decaer. Paige llamó a Keala Kennelly y Bianca Valenti, ambas habían competido en Jaws, pero ahora estaban en Oʻahu.

“Estábamos todas con una especie de estrés post traumático”, dice Paige, “Así que les dije, ‘Si no tienen planes por un par de días, juntémonos. ¿Recuerdan a esa chica de la que les he estado hablando? Quiero sacarla”.

Esa chica era Annie Reickert, de 17 años (ahora 18), a quien se podía catalogar como ese tipo de deportistas súper versátiles en el agua por los que Maui es famosa. Annie es nacida y criada en Pukalani, “al interior de Maui”, pero con Paige coincidían regularmente en las aguas de Hoʻokipa Beach Park y en el gimnasio en Haiku.

“Maui es una isla tan pequeña,” dice Annie. “Supe de Paige por años, pero siempre fue como una heroína, un modelo a seguir para mi”. A pesar de su diferencia de edad, se hicieron amigas rápidamente, surfeando y haciendo foil en la costa norte de la isla.

De niña Paige era alta e independiente, autodidacta del surf desde los 10 años. Pasaba la mayor parte del tiempo en la playa con los chicos. “Era difícil ser adolescente, y mujer, creciendo en ese lugar”, dice. “Algunos de esos chicos eran súper crueles. Tuve que saber defenderme y finalmente terminé desarrollando esta especie de coraza protectora”. Aunque no todos eran crueles. Cuando Paige tenía 15, su shaper, Chris Vandervoort, le prestó una tabla de 9 pies y la llevó a un arrecife a las afueras de Maui. Tuvo un buen par de pagones pero quedó fascinada. Tres años después entraba a Jaws detrás de una moto. Diez años después de eso, en 2016, ganó el primer Women’s Big Wave Championship de la World Surf League en Peʻahi. La temporada siguiente repitió el triunfo.

“Nunca me habría metido en el surf de olas grandes de no haber tenido a alguien que me llevara bajo su alero”, declara.

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Por 15 años, Paige pagó sus cuentas arreglando las tablas de otras personas, entre otros trabajos. Hoy en día entra al taller solo para reparar sus propias tablas. SOS Shapes factory, Maui. Foto: Amanda Beenen Cantor

Entonces, en 2018, cuando Annie dijo que quería probar Jaws, Paige le prestó su 9’4″ turquesa con amarillo y acompañó su proceso: entrenando en el gimnasio, asistiendo a la convención de seguridad del Big Wave Risk Assessment Group y metódicamente probando olas más y más grandes, con tablas también más y más grandes. Seis meses más tarde, Paige sintió que Annie estaba lista.

Se juntaron en casa de Paige a las 7:00 am para equipar la moto de seguridad. Cuando comenzaron a remar, 30 minutos más tarde, las olas tenían entre 3 y 4,5 metros, un tamaño entretenido para el estándar de Jaws. El mar estaba sin viento y vacío. Paige, Annie, Keala y Bianca tuvieron las olas para ellas casi toda la mañana. Conversaron entre series. Paige le mostró a Annie dónde se sentaron las mujeres durante la competencia, 90 metros más afuera.

Mientras Annie aún se aclimataba entró una ola. Paige estaba en posición pero aún así llamó a Annie. “¡Dale, dale, dale!”. Annie no lo dudó, girando su 9´4” y enfrentando lo que venía. Se paró, marcó la posición de las rodillas y se lanzó por la gran cara de azul intenso. Cuando miró sobre su hombro vio que Paige también había tomado la ola. La corrieron hasta el canal para terminar con un kickout en el agua profunda, escuchando los gritos de aliento de Bianca y Keala.

“Admiro a muchos surfistas en Maui”, dice Annie. “Kai Lenny, Ian Walsh. Pero la diferencia entre ellos y Paige es que a ella la admiro en todo sentido. Veo en ella lo que quiero lograr. Los hombres tienen un camino diferente al que yo querría para mi. Ella es la prueba de que es posible que las chicas jóvenes destaquen en el mundo del surf”.

Este invierno, Izzi Gomez, de 20 años, se mudó de California a Maui para incorporarse al grupo. “Tener esta nueva generación enfebrecida por surfear aún cuando las condiciones son malas, me tiene súper motivada”, dice Paige. “Quiero seguir perfeccionándome para seguir ayudándoles, pero también para poder seguirles el ritmo”.

Nota del editor: El compañerismo parece surtir efecto. En diciembre de 2019, durante el campeonato cbdMD Jaws Big Wave, Annie salió tercera, no muy detrás de Paige que ganó el evento por tercera vez.

Perfil de autor

Matt Skenazy

Matt is a writer and editor from Santa Cruz, California.